domingo, 5 de mayo de 2019

ÉTICA MÉDICA Y BIOÉTICA


Ética medica y bioética


[La bioética es] la respuesta de la ética tradicional a las tensiones y urgencias que se han originado en virtud de los nuevos descubrimientos y tecnologías. La ética se ha visto obligada, no a encontrar nuevos principios o fundamentos, sino a extraer todas las implicaciones relevantes de los que ya posee.

--- K. Danner Clouser (1978) xii

Los países desarrollados gastan cada año más dinero en sanidad que en armas nucleares, plantas energéticas o cualquier otra fuente de contaminación ambiental. La medicina es también el campo en el que los avances tecnológicos tienen un impacto más inmediato sobre un gran número de personas. No es sorprendente entonces que la ética biomédica sea el área más desarrollada de interacción entre la ética y la tecnología.


La ética biomédica  es un campo con muchos y excelentes  manuales, revistas especializadas, su propia enciclopedia y una extensa bibliografía anual. A causa de su necesaria implicación con la ética médica profesional, la bioética también se caracteriza por poseer una raíces históricas más importantes que las del resto de disputas y discusiones contemporáneas sobre ética en otros campos de la tecnología.

El campo de la bioética podría dividirse en diferentes cuestiones morales relacionadas con los diversos estadios de la vida humana. El aborto, la fertilización in vitro, la experimentación fetal o las madres de alquiler son todos ellos temas relacionados con el comienzo de la vida. Las relaciones  médico-paciente, junto  con aquellas  cuestiones relacionadas con la privacidad, confidencialidad y consentimiento informado, afectan al cuidado médico de los adultos. Los trasplantes de órganos y la eutanasia son temas asociados al final de nuestras vidas. Cubriendo todos los estadios de la vida se encuentran las preguntas acerca de la política de sanidad o la distribución de los escasos recursos médicos, los procedimientos de la investigación biomédica (incluyendo la experimentación con animales) y las perspectivas especiales de enfermeras, psicólogos y asistentes sociales.

En cada una de estas áreas, las cuestiones bioéticas tienden a estructurarse en términos de afirmaciones en conflicto que apelan de formas diversas a los derechos de la persona, la utilidad social y la ley natural. A diferencia de lo que ocurre en ética nuclear y ética ambiental, la inclinación no es la de formular nuevos modos de pensar, sino la de intentar aplicar y reaplicar principios éticos tradicionales. Una serie de cuestiones relacionadas podrían formularse de la siguiente manera:

-   ¿Hasta qué punto se hallan las tecnologías anticonceptivas, sean "naturales" o "artificiales", en armonía con el orden natural?
-  ¿Cuándo comienza la vida humana? ¿En qué fase del desarrollo biológico debería considerarse a los seres humanos (sea por razones utilitarias o cualesquiera otras) como personas y no como animales y, por tanto, no ser objeto de manipulación teconológica sin derecho a ejercer su consentimiento informado?
-  ¿Hasta qué punto tiene derecho la mujer a "controlar" su propio cuerpo cuando está embarazada?
-   ¿Cuáles son los derechos de las "madres de alquiler" y los padres donantes de semen?
-   ¿En qué medida se ve afectada la relación médico-paciente por procedimientos médicos altamente tecnificados que pasan por alto la necesidad de informes del propio paciente?
-  ¿En qué medida se ve alterada la autocomprensión humana por la diagnosis y los tratamientos médicos altamente tecnificados?
-  ¿Existen unos límites a la confidencialidad del paciente? ¿Cuándo es posible que la enfermedad de un paciente amenace la salud de otras personas?
-  ¿Cómo pueden aquellos pacientes que no comprenden la naturaleza técnica de una dolencia o su tratamiento  ejercer su derecho  al consentimiento  informado?  ¿Qué responsabilidad tienen los médicos de educar a sus pacientes con el fin de asegurar su consentimiento a tratamientos que consideran los mejores para ellos?
-  ¿Quién es la persona más adecuada para dar su consentimiento a la aplicación de ciertos procedimientos experimentales (incluyendo las donaciones de órganos) en niños o personas incapaces de expresarse o razonar por mismas?


-   ¿Qué tipos de trasplantes son permisibles? ¿Pulmones? ¿Corazón? ¿Cerebros?
¿Riñones? ¿De animales?
-    ¿En qué medida debería promoverse la simbiosis humano-máquina? ¿Brazos artificiales? ¿Corazones artificiales? ¿Cerebros artificiales?
-  ¿Hasta qué punto puede demandar con pleno derecho un paciente de un médico tratamientos cosméticos o de cirugía estética (tales como cambios de sexo)?
-  ¿Cuándo cesa la vida humana? ¿En qué punto de deterioro biológico deberían los seres humanos dejar de considerarse personas y empezar a ser tratados como animales y, por tanto, ser objeto de manipulación tecnológica sin un consentimiento informado?
-   ¿Cómo deberían distribuirse los recursos médicos cuando éstos son escasos?
¿Deberían tener prioridad los niños sobre los ancianos? ¿Los ricos sobre los pobres? ¿Los que poseen mayores probabilidades de sobrevivir sobre aquellos que poseen menos?
-    ¿Quién debería pagar por aquellos tratamientos técnicos más caros o por el desarrollo de tales tratamientos?
-   ¿Qué debería justificar la elección entre el apoyo económico a la sanidad o, pongamos por caso, la educación o la exploración espacial?

Como ya se ha indicado, las cuestiones principales tienen que ver con las redefiniciones de la vida y la muerte requeridas por las intervenciones médicas posibles durante la concepción y la gestación, y por la viabilidad de prolongar indefinidamente el funcionamiento arterial y pulmonar, así como con la necesidad  de reconcebir las relaciones  médico-paciente. Diferentes autores, incluso aquellos que ofrecen teorías generales de ética biomédica, tienden a enfatizar uno u otro de estos tópicos. Por ejemplo, Tom Beauchamp y Tristam Engelhardt infravaloran en cierta medida los nuevos puntos de vista acerca de en qué consiste convertirse en un ser humano. Dan Callahan, por el contrario, se centra en lo que significa morir o en las implicaciones del empeño excesivo en evitar la muerte. Para Robert Veatch, no obstante, la cuestión central es una interpretación más profunda y extensa de las relaciones médico-paciente.

Históricamente, las discusiones bioéticas sobre tales interrogantes, originadas a finales de los años 50, comenzaron a tomar una forma más madura a partir de la fundación de dos instituciones bioéticas claves: el Institute of Society, Ethics and the Life Sciences en 1969 (también conocido como el Hastings Center dado que su emplazamiento original era en Hastings-on-the-Hudson, Nueva York) y el Kanney Institute of Ethics de la Universidad de Georgetown en 1971. Pero los desarrollos en biología molecular (esto es, ingeniería genética y biotecnología) y la creación del Proyecto Genoma Humano (1990) han extendido y profundizado tales discusiones hasta introducir preguntas como:

-   ¿Debería limitarse la investigación genética a las células somáticas o también podría permitirse con células germinales?
-  ¿Cuáles son los límites apropiados para el sondeo genético en el ámbito laboral?
¿Y en el ámbito de las compañías de seguros?

Finalmente, la proliferación de medicinas alternativas complica estas discusiones introduciendo nuevos interrogantes acerca de la eficacia de la homeopatía, los masajes, la acupuntura y otras técnicas no ortodoxas. Las tradiciones médicas no occidentales como la acupuntura, del mismo modo que las terapias de alta tecnología o la ingeniería genética occidentales, suscitan cuestiones acerca de la auténtica naturaleza del cuerpo.

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