Argumenta.
“El libre cambio a finales del siglo XVIII gozaba de tentáculos globalizados a través
del globo entero; por una parte las colonias funcionaban a favor de la
enajenación y uno que otro presagio de la acumulación por despojo debatido por
Marx. Mientras tanto en las metrópoli el crecimiento era incalculable, lo que algunos teóricos
llamaban como la primera revolución industrial se componía de mano de obra
sobre exagerada y subvalorada en las fábricas, la propiedad privada, la
consolidación de estado burgués y los derechos liberales” (Vega, 2007)
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